Como padres queremos que nuestros hijos tengan una autoestima alta ya que consideramos que es uno de los pilares más importantes de las personalidades robustas.

Hay niños que crecen con una autoestima inquebrantable, incluso aunque el entorno no lo favorezca.  Otros niños no.

¿Para qué es necesario que los padres ayudemos a nuestros hijos a que construyan una gran autoestima?

  • Para que se sientan felices, sean emocionalmente saludables y puedan construir sus vidas con éxito.
  • Para que siempre se gusten a si mismos y se sientan aceptados, capaces y dignos.
  • Para que puedan tomar mejores decisiones, sean más resilientes y se esfuercen por alcanzar sus metas.

Algunos errores comunes que cometemos creyendo que ayudamos a construir la autoestima de nuestros hijos es intentar protegerlos de la frustración y el fracaso para que se sientan bien consigo mismo, o hacerles cumplidos constantemente para que se gusten y perciban que todo lo que hacen nos satisface.

Aquí os dejamos tres consejos que pueden ayudaros:

  1. Enseña a tus hijos a tomar decisiones y a tener responsabilidades apropiadas a su edad. Si son pequeños puede ser qué muñeco eligen para dormir cada noche y que recojan sus juguetes antes de ir a dormir.  Adapta las responsabilidades y la toma de decisiones a sus edades para que crezcan confiando en ellos mismos.
  1. Muéstrales aprobación y elogios sinceros. Cuando el elogio es excesivo o no es sincero pueden percibir que no comprendes lo que está haciendo, te estás compadeciendo o incluso les estás manipulando.  Por lo tanto, la percepción errónea puede ser de fracaso.  Esto los llevará a creer que van a recibir vuestra aprobación por cualquier cosa que hagan, aunque no se hayan esforzado lo suficiente.
  1. Transmíteles confianza motivándolos a que se esfuercen, a que subsanen y aprendan de sus errores y a que sean perseverantes para lograr sus metas. Deben aprender de ti que con esfuerzo se consiguen éxitos, de los errores que cometemos obtenemos aprendizaje y que siendo perseverantes alcanzarán grandes progresos.

Como decía Santiago Ramón y Cajal: El azar afortunado suele ser casi siempre el premio del esfuerzo perseverante.”