¿Qué ocurre cuando no hemos tenido oportunidad de desarrollarnos emocionalmente y con el apoyo adecuado desde pequeños?

Son muchas las carencias que presentamos en nuestro entorno familiar, social y profesional sin la adecuada inteligencia emocional, sin conocernos bien o sin una fuerte autoestima.  Por ejemplo:

  1. Nos sentimos inseguros y vulnerables
  2. No confiamos en nosotros mismos
  3. Nos infravaloramos
  4. Nos cuesta mucho tomar decisiones porque no queremos enfrentarnos a la posibilidad de equivocarnos
  5. No somos capaces de afrontar nuestros errores ni de buscar soluciones
  6. Nos cuesta hacer relaciones sociales estables y seguras
  7. Buscamos estar cerca de personas controladoras que dirigen nuestros actos y nuestra vida
  8. No sabemos enseñar a nuestros hijos a desarrollarse íntegramente
  9. Utilizamos herramientas para desenvolvernos en la vida que no son las adecuadas: agresividad, envidia, desconfianza, soberbia, descontrol, desorganización, humillación, rebeldía, mentiras, etc.
  10. No somos capaces de mostrar empatía por lo tanto no entendemos a los demás, así que no sabemos trabajar bien en equipo, ni relacionarnos en nuestro entorno familiar, social ni laboral
  11. Nuestra forma de expresarnos suele ser antipática, exigente y autoritaria
  12. El gesto que mostramos es frío, distante o desagradable

Hay muchas más carencias que podríamos evitar teniendo la oportunidad de entrenar nuestro mundo interior emocional y el de nuestros hijos.