Recientemente, en una sesión de coaching con un adolescente, me encontré con la siguiente situación: tras decirme tres frases negativas de cómo veía una situación le pedí que intentase verlo desde otra perspectiva para tratar de repetir las frases con una connotación no tan negativa. No pudo.

Así que le pedí que pensara en alguien optimista a quien conoce y admira y que me dijera cómo vería esa persona la situación y cómo la describiría en tres frases.

Me dijo que eso no era realista y que si él lo veía de manera negativa no había forma de cambiarlo porque está siendo completamente realista.

Tener una mentalidad de crecimiento tiene muchas connotaciones, pero una de ellas es tener la capacidad de transformar tus propios pensamientos en tu propio beneficio sin perder el realismo y sentir que lo has hecho sin perder veracidad y autenticidad. Es un proceso que no hay que forzar, la persona debe sentir que puede y quiere hacerlo.

Todos tenemos opciones en la vida y una de ellas es elegir ser realista buscando el lado positivo de todo ya que es lo que te permite avanzar, crecer, buscar soluciones, evolucionar… Y también podemos ser realistas y elegir el peor de los escenarios, no encontrar salida, quedarnos atascados, no evolucionar…

En un ciclo de pensamiento negativo somos nosotros mismos los que hemos ido programando nuestra mente para generarlos. Ante un objetivo, la primera idea es que se trata de algo inalcanzable, por lo tanto nos predisponemos a la escasa motivación y al fracaso porque nos focalizamos en nuestros miedos, en el resultado erróneo, en cómo lo pueden percibir los demás… Las personas negativas tienen características que les definen, no comprenden la mentalidad positiva, incluso les molesta y la rechazan como opción para ellas.

El ciclo de pensamiento positivo se alimenta de una fabulosa fuerza interior que nos predispone al éxito. Ante un objetivo visualizamos uno o varios escenarios para trabajar las ideas en la mente de acuerdo a lo que queremos conseguir, de tal forma que lo hacemos realidad. Las personas optimistas sienten compasión por las personas negativas, no comprenden cómo pueden vivir así ya que sienten que llevan una lacra encima.

Ambas personalidades pueden considerarse igual de realistas ya que ante un mismo escenario cada una lo verá desde su punto de vista en base a sus percepciones, sentimientos, creencias y juicios. ¿Quién es más realista? Ambos los son.

Si bien es cierto que las personas positivas tienen más capacidad para ser creativos, buscar alternativas y encontrar soluciones. Por eso te recomendamos que desafíes con frecuencia los límites de tu optimismo.

Nuestros pensamientos, percepciones, creencias y vivencias son las que nos hacen ser positivos o negativos. No obstante, somos dueños de nuestros pensamientos, percepciones y creencias, y podemos influir con nuestro actitud, comportamiento y lenguaje en nuestras vivencias.

“Cambia tu pensamiento y cambiarás tu destino.”