Si bien es cierto que no podemos generalizar, la adolescencia se caracteriza por la búsqueda de la identidad.  Esta búsqueda puede resultar un proceso sencillo y llevadero para unos adolescentes y por ende para sus familias, o puede convertirse en un camino tortuoso para otros.

La mayor parte del cerebro humano se desarrolla entre los 0 y los 10 años.  Y una pequeña parte restante se desarrolla durante la adolescencia.  No podemos ver el proceso de la transformación cerebral en ninguno de estos periodos, simplemente los percibimos a través de los cambios físicos y de las capacidades que van adquiriendo.

La transformación cerebral de los niños pequeños nos parece evidente ya que podemos observar constantemente los cambios que se producen durante esos años de aprendizaje y nos mostramos receptivos a ellos.

Pero la transformación cerebral que se produce en los adolescentes nos parece desconocida, e incluso puede que inexistente, por lo que nos supone un gran reto para los padres.

Esta transformación durante la adolescencia responde a tres necesidades que los padres debemos entender:

Independencia:  Durante la infancia los padres somos un modelo a seguir para nuestros hijos, nos admiran y quieren imitarnos.  Cuando llega la adolescencia, todo eso que han construido en su cabeza durante años entra en conflicto ya que quieren ser distintos a nosotros e independientes.  Es por esta razón por lo que se muestran rebeldes y están en contra de todo lo que decimos.  Es importante que consigan sentirse independientes, pero a la vez sabiendo que sus padres están cerca para lo que necesiten.

Criterio propio:  Necesitan establecer sus juicios de valor, tomar sus decisiones, crear nuevos pensamientos y opiniones.  Todo esto para desarrollar su propio criterio que muchas veces quieren imponer en casa imitando el modelo familiar.  En este punto prefieren equivocarse con una decisión que han tomado ellos, a acertar con una opinión que le ha dado su madre o su padre.  Por lo tanto, cuanto antes consigamos comunicarnos con ellos con asertividad al establecer límites, dar opiniones y tomar decisiones antes conseguiremos una comunicación eficaz y estaremos creando un vínculo de confianza para estar abiertos a sus comentarios incluso aunque los haga de manera inadecuada.

Negociación:  Esta necesidad es igual de importante que las anteriores.  No les basta con lo que les estaba permitido hacer, ni se conforman con las reglas establecidas hasta ahora.  Quieren hacer planes con sus amigos y eso significa nuevas normas en casa.  Cada vez que quieran algo van a negociarlo así que prepárate para descubrir las mejores armas de persuasión, la capacidad incansable de persistir de tus hijos adolescentes.  No te puedes enfrentar a cada momento de negociación con la mentalidad de conseguir una victoria ya que tus hijos también necesitan tener esa sensación.  Recuerda que el mejor resultado para una negociación es un win-win.

Estas tres necesidades durante la adolescencia les permiten ir comprendiendo quiénes son, en definitiva, encontrando su identidad.  Si no consiguen sentir que poco a poco van adquiriendo independencia, si sus criterios son menospreciados y si no logran ganar o sacar nada bueno en ninguna negociación no conseguirán sentir que están definiendo su identidad.  Todo esto les generará un conflicto interior que les afectará mucho a corto y largo plazo, podrá repercutir negativamente en sus relaciones sociales y perturbará también al bienestar familiar.

Cuanta más formación y más preparados estemos los padres menos errores cometeremos.  No podemos educar a los niños de hoy con información, modelos o técnicas del pasado.  Para ser un padre de hoy y educar a hijos de hoy debemos estar al día de sus necesidades y a la altura de las circunstancias que les rodean.

“Una de las principales tareas de la adolescencia es conseguir una identidad, no necesariamente un conocimiento de quienes somos, sino una clarificación de lo que podríamos llegar a ser”.