Démosle una vuelta a una sociedad que pide a gritos un cambio, una mejora, una transformación. En estas fechas pongamos en práctica despedirnos de la queja gratuita y dar la bienvenida a la gratitud.
Si bien es verdad que no corren tiempos fáciles, como seres humanos tenemos la capacidad en cualquier circunstancia de observar, analizar, juzgar y criticar. Emitimos tantas quejas gratuitas como queremos sin pararnos a pensar en la repercusión tan negativa que esto tiene para nuestra salud, nuestra personalidad, y nuestras relaciones sociales.
Proyectamos nuestras quejas sobre nuestras propias acciones, nuestra propia psique, nuestra salud, nuestros jefes, nuestra pareja, nuestros hijos.
Que duda cabe que una queja puede resultar un desahogo, pero cuando te das cuenta de que al menos una vez al día verbalizas una queja sobre un compañero, un jefe, un conductor que no te deja adelantar, algo que hace tu pareja sin mala intención, algo que hace o dice tu hijo… es hora de pensar dónde te llevan esas quejas y qué ejemplo estás dando a tus hijos.
Después de vivir tantos meses inciertos y distintos a todo lo que conocíamos es un buen momento para apartar la queja de nuestra rutina.
Es un buen momento para ser agradecido y comenzar una rutina de gratitud que influirá positivamente en nuestras propias acciones, nuestra propia psique, nuestra salud, nuestros jefes, nuestra pareja, nuestros hijos. Un gran cambio que impactará positivamente en tu sistema.
Cambia ese patrón y cambiarás tu vida.
Comentarios recientes